
Cuando el alba apenas susurra su primer color en la marisma, el corazón de El Rocío late con fuerza primitiva. La tradición centenaria de la Saca de las Yeguas se convierte, año tras año, en rito iniciático y en aventura épica para quien se sumerge en la arena y el agua al amanecer.
Inframundo
Este 2025 decidí descender al «inframundo» de la técnica fotográfica: inmovilizar el caos con velocidades de obturación lentas, alargando el trazo de crines y herraduras, y dejando que la narración visual cobrara velocidad propia. El resultado es un ballet de luces y sombras, un pulso eterno entre el polvo dorado y el reflejo en los charcos.


Un poco de Historia
Crónica histórica de la Saca de las Yeguas: un rito que une siglos y miradas
En el siglo XIII, con Alfonso X el Sabio aún trazando fronteras en Castilla, nacía la primera Saca de las Yeguas: el traslado anual de los sementales desde el corazón de Doñana hasta los corrales de Sanlúcar de Barrameda. Era una maniobra práctica—mover el ganado—pero, además, el preludio de un espectáculo en el que el caballo andaluz se consagraba como símbolo de libertad y poder. Con el paso de los años, la rutina técnica se impregnó de leyenda: historias de caballeros, trajineras cargadas de banderas y la vigilia bajo la luna de la marisma.
Mi forma de verlo
Al compartir estas imágenes, deseo que experimentes ese pulso contenido: pausa y estallido, historia y presente, sudor y arreos.


























