Hay sesiones que se convierten en pequeñas leyendas. Cuando se juntan la actitud, la estética, la música y la fotografía, todo encaja como una buena canción. Así fue esta sesión con ROJIM, un grupo de rock que no solo suena brutal, sino que también lo demuestra con presencia.

La sesión
Durante varias horas trabajamos juntos para construir imágenes que sirvieran como material de promoción, redes, portadas y recuerdos de esta etapa que viven como banda. Aquí te muestro una selección de las mejores fotos, con detalles de cómo fue el proceso, reflexiones personales y consejos para que tú, si tienes una banda, sepas lo importante que es contar con imágenes que hablen de ti.
La fotografía como eco del escenario
Una buena foto no solo te retrata, te amplifica. Captura lo que haces con tu voz, tu guitarra o tu presencia… y lo convierte en imagen. Este trabajo fue un concierto silencioso, pero con toda la fuerza del directo.

La experiencia es un género musical en sí misma…
Se nota cuando una banda ha vivido. La manera en que se miran, cómo se mueven, cómo ocupan el espacio. Esta sesión no necesitó ensayo: la experiencia fue el guión.

Fotografía: el mapa visual del alma de una banda
No se trata solo de verse bien. Se trata de que cuando alguien vea tus fotos, sepa qué va a escuchar. Se trata de crear un universo visual que respire el mismo aire que tu música.

Donde hay arte, hay verdad.
Fotografiar a músicos no es solo encuadrar cuerpos, es capturar almas. Y cuando se encuentran dos lenguajes —el del sonido y el de la imagen—, nace algo más grande: algo que te transforma.


Personalidad sin filtros
Aquí no hay poses prestadas. Cada gesto, cada risa contenida, cada mirada… es suya. Trabajar con músicos así te obliga a estar a la altura. Ellos no interpretan personajes, se muestran sin máscaras.
El arte es un puente: nos conecta aunque hablemos distinto
Tú haces música, yo hago fotos. Pero al final, lo que nos mueve es lo mismo: contar algo. Emocionar. Dejar una huella. En esta sesión no hubo barreras, solo una conexión inmediata que hizo que todo fluyera.
El rock no se viste, se encarna
No es solo una chaqueta con lentejuelas o unas gafas oscuras. Es una forma de estar en el mundo. El rock no se actúa, se vive desde dentro. Esta banda no está jugando a ser nadie más. Son ellos. Directos, libres, crudos, auténticos.

El rock sigue vivo… y se deja ver
Muchos dicen que el rock ha muerto. Pero basta con mirar esta foto para saber que no. El rock sigue latiendo en cada mirada rebelde, en cada gesto desafiante, en cada nota que aún no se ha tocado.
Fotografía como parte del branding musical
Tu imagen visual es parte de tu mensaje. Es lo que aparece en redes, en carteles, en entrevistas. ¿Lo estás cuidando como se merece?




Si tienes una banda, necesitas esto
No es un lujo. Es una herramienta de comunicación. Tener buenas fotos te diferencia y te posiciona. Invierte en tu imagen.




La estética importa tanto como el sonido
Vestuario, gafas, fondo, colores. Cada decisión visual transmite un género, una época, una energía. Esto también forma parte del arte.

Una sesión de fotos como un buen solo de guitarra.
Empieza suave, va creciendo, te atrapa, explota, y termina dejándote con la piel de gallina. Así viví esta jornada. Intensa, libre y llena de momentos que no se repiten.
📸 Porque el rock también se ve, no solo se escucha.
