El pasado sábado 5 vivimos una experiencia transformadora. Un taller donde el boudoir dejó de ser solo una estética para convertirse en un lenguaje completo: luz, cuerpo, expresión y confianza.

Dirigimos la sesión desde la raíz: desde la idea creativa, la elección del estilismo, la iluminación, hasta la dirección fotográfica más íntima. Cada pose fue diálogo, cada sombra, emoción. Las asistentes aprendieron no solo a disparar, sino a contar. A construir atmósferas. A ver más allá del cuerpo, y capturar al alma que lo habita.

Gracias a todos los que lo vivieron conmigo. A la modelo, por su entrega total. Y a la fotografía, por seguir siendo ese espacio sagrado donde belleza y técnica se dan la mano.

📸 Francisco Guerrero
Pasión, dirección, mirada.